Esto, que apropiadamente debe entenderse como “mentalidad de crecimiento”, es ése “espíritu de superación” al que se han referido miles de generaciones desde el comienzo de la historia humana. Los conceptos son similares y versan sobre lo mismo: ésa necesidad y conveniencia de mejorar y evolucionar como personas y profesionales, de alcanzar mayor talla y generar buenos frutos.
Parece bastante natural, y por ello mismo se puede asumir que todos comparten la premisa. Pero no es así. Una gran parte de la gente ignora su potencial, y una mayoría es incapaz de poner en práctica medidas efectivas para hacerlo realidad.
La gente desconoce su potencial porque en buena medida es condicionada en ése sentido desde pequeña. Los círculos familiares e instituciones llamadas a formar, se equivocan bastante al impartir los códigos que rigen el desarrollo personal.
Se considera que al establecer límites en ciertas formas de pensar y en el planteamiento de aspiraciones, se protege al niño o al joven contra los efectos del fracaso y la frustración. “Hay que tener los pies sobre la tierra” se dice, y así se sustituye la mentalidad de crecimiento por una de pragmatismo, aceptación equivocada y conformismo peligroso.
El pragmatismo tiene mucho valor, por supuesto. De igual manera la “aceptación” como conducta que interactúa favorablemente con la realidad. Pero esto no tiene nada que ver con el establecimiento de un estado de conformismo que coarta el desarrollo personal.
Por otra parte, quienes no se empantanan en estas consideraciones, muchas veces tampoco saben cómo llevar a puerto aspiraciones, deseos y objetivos. Y aunque no comparten el criterio de las limitaciones, estas personas también terminan frustrados y amargados.
La respuesta para todo esto es entender de qué se trata una Mentalidad de Crecimiento y cómo hacerla parte de la conducta cotidiana.
1.- La Mentalidad de Crecimiento es “minimalista” y se fundamenta en la lógica de la mejora continua.-
El criterio es simple: todo puede ser mejorado siempre, especialmente si se lo hace poco a poco. En esto se inscribe el acercamiento minimalista y la mejora continua.
Las expectativas sobre grandes mejoras, cambios espectaculares y proezas, no necesariamente forman parte de una Mentalidad de Crecimiento. Pensar en grande no conduce a la grandeza. Son las mejoras continuas y agregadas las que definen la evolución. De esto se trata el “efecto compuesto”: sumar pequeñas conquistas con esmero y convicción, sin prisa ni pausa. En cierto momento el resultado del proceso se vuelve algo majestuoso.
La palabra clave de la Mentalidad de Crecimiento es mejorar. De eso se trata. Quién incorpora la mejora como verbo de conducta y lo hace con criterio minimalista, puede alcanzar todo lo que desea.
2.- Una cosa es establecer límites y otra muy diferente limitarse.-
El potencial de todos los seres humanos es grandioso. No debe existir duda sobre ello. Las condiciones y las circunstancias son diferentes o cambian, pero todos tienen el potencial de alcanzar los objetivos que se planteen, o al menos vivir el proceso virtuoso. El resultado final no es una consideración esencial de la mentalidad de crecimiento, el proceso lo es. Es importante entender esto.
La vida en sí misma es un proceso, porque el resultado final es el mismo para todos, irremediablemente. Se nace y se muere, esos son los únicos resultados concretos, todo lo demás es solo proceso. Lo mismo aplica para la mentalidad de crecimiento. El objetivo es mejorar siempre, los resultados son solo una consecuencia
Ahora bien, en el proceso los métodos ayudan, y uno de ellos consiste en saber establecer límites. Esta es una muestra de orden y eficiencia. Los límites se asocian a la capacidad de establecer inteligentemente metas, objetivos. Y aunque ello demanda virtudes y habilidades, no deja de ser algo estrictamente mecánico.
Cuando los límites no se entienden como un ejercicio mecánico, surge el riesgo de que las personas se limiten. Que se crean conscientemente incapaces de mejorar, evolucionar o alcanzar ciertos objetivos.
3.- Los enemigos más grandes de la Mentalidad de Crecimiento son las excusas y las justificaciones.-
Se excusan las personas para no hacer lo que corresponde o lo que es recomendable. Y se justifican cuando no alcanzan los resultados que buscan. Un círculo vicioso interminable.
La verdad lastima. Es algo que pocos egos tienen la capacidad de procesar. Cuando no se crece, cualquier argumentación es válida para alcanzar alivio de consciencia. Así se pasa la vida, y así también se transmiten las experiencias negativas de generación en generación. Este es el fermento de la mediocridad que tiene cautivas a la mayor parte de las personas en este mundo.
La Mentalidad de Crecimiento erradica de su léxico cualquier excusa. Camina para adelante con lo que corresponde y al ritmo que le sea posible. No importa mucho la velocidad o la efectividad, lo esencial es ponerse en marcha.
Las justificaciones, por otra parte, no existen para la persona que “sigue caminando”, simplemente porque son la peor manera de mentirse a uno mismo. Si ha de admitirse que la honestidad es un valor humano que permite la sana convivencia, cuánto más importante la honestidad con uno mismo, porque de hecho permite conciliar con el propio ser.
Es grande la persona que aunque poco más consiga, es capaz de conducir su vida sin excusas ni justificaciones. En esto se diferencia del promedio que camina bajo la bandera de la mediocridad.
4.- Conciencia activa.-
La Conciencia es un faro de luz que despeja sombras y oscuridad. Y la Mentalidad de Crecimiento se apoya en ella para identificar defectos y oportunidades. No importa la cuantía de cosas que se deben superar o el grado de nocividad que tengan. Si existe Conciencia de ello, más temprano que tarde se superan los obstáculos.
El drama es que pocos individuos son conscientes de sus carencias, defectos y fallas. Es esto lo que les impide crecer. Se consideran un producto terminado y ni siquiera se dan cuenta del error
La Conciencia ilumina, registra, destaca y reporta lo que no está bien. Ése es el punto de partida indispensable. De allí para adelante todo es mejora, todo tiene carácter incremental. Solo quién se reconoce enfermo tiene la posibilidad de curar.
La Conciencia, por otra parte, no debe culpabilizar. No se trata de huirle por el simple hecho de que exponga las cosas que no están bien. Nadie debe sentirse mal por sus sombras y sus propios demonios. Simplemente debe observarlos como son, reconocerlos. Ese es el punto vital a partir del cual cambia el sino de las cosas.
Todos los seres humanos de este mundo son imperfectos y cargan sus propios maderos. Es la Conciencia de eso lo que activa la Mentalidad de Crecimiento. Ignorar los problemas anula la posibilidad de solucionarlos.
5.- La Mentalidad de Crecimiento distingue, califica y tamiza el género humano.-
Ninguna otra especie viva tiene Conciencia. Ni siquiera los animales más avanzados pueden hacer gala de una Mentalidad de Crecimiento. Esta es privativa de los seres humanos. Y por lo mismo, es algo que demanda reconocimiento y acción.
La persona que no tiene aspiraciones básicas de crecer en la vida pone en tela de juicio su pertenencia a la especie. Parece una afirmación muy dura, pero es apropiada. Si el ser humano no hubiera poseído desde siempre el sentir profundo de crecer y evolucionar, habría desaparecido aún sin llegar a las cavernas.
Es su Mentalidad de Crecimiento la ha que colocado al ser humano en el lugar que hoy está, con virtudes y defectos; luces y sombras. Es ella la que igualmente distingue a unos de otros, aún entre los que crecen.
Los logros y éxitos están allí para testificar las posibilidades del crecimiento humano. Las necesidades insatisfechas, fracasos y problemas no resueltos son, por otra parte, referencias que convocan con urgencia la Mentalidad de Crecimiento que deben activar todas las personas.